Our God, may we learn that we do not save ourselves, nor do we restore righteousness in the world by our own hands. May we understand that it is your righteousness that separates the chaff from the wheat. And may Jesus, who baptizes us in the Holy Spirit and fire, guide us to discover our human limitations and change us for the well-being of those around us.

Editor's Note: Marisa Strizzi is Argentine and a member of the Iglesia Menonita de Buenos Aires. She has a doctorate in theology and works as a professor in the Red Ecuménica de Educación Teológica (Ecumenical Network of Theological Education) and in the Instituto de Pastoral Contextual (Contextual Pastoral Institute).

Lo que debemos hacer

“Entonces la gente le preguntó: ¿Qué debemos hacer?” Lucas 3:10 (DHH)

Los seres humanos creemos que podemos salvarnos a nosotros mismos y generalmente traducimos “salvarse a uno mismo” por “sálvese quien pueda”. Cuando se nos anuncia que se acerca el tiempo en que la paja va a ser separada del trigo para ser quemada, el miedo por nuestra propia salvación pone en nuestros labios la pregunta urgente: “¿Qué debemos hacer?”.

La respuesta de Juan el Bautista en el relato del Evangelio nos prepara: Lo que debemos hacer no es ni por nosotros ni para nosotros, sino por y para las demás personas que están a nuestro alrededor. 

Si no damos este giro no podremos recibir la buena noticia, ya que la salvación no es obra nuestra, sino de Jesús. Y la justicia de Jesús nos excede. Por un lado, nos recibe como somos y nos salva incondicionalmente; por el otro, nos pide que practiquemos un amor que no tiene límites.

Porque el que viene después del Bautista no solo nos pide que compartamos lo que tenemos, que trabajemos y que vivamos de manera honrada. Él nos dice que:

”Si alguien te pega en una mejilla, ofrécele también la otra: y si alguien te quita la capa, déjale que se lleve también tu camisa. A cualquiera que te pida algo, dáselo, y al que te quite lo que es tuyo, no se lo reclames”. Lucas 6:29-30.

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